La violencia en Texistepec vuelve a exponer la distancia entre el discurso oficial y la realidad cotidiana. Este viernes se llevó a cabo una mesa de seguridad en el municipio, convocada como parte de las estrategias de coordinación entre autoridades, pero los hechos violentos de la misma noche —cuando un habitante de la comunidad Las Camelias fue agredido a balazos por sujetos desconocidos— ponen en evidencia que tales reuniones no han logrado contener la ola delictiva.
La brecha entre discurso y realidad
Las mesas de seguridad buscan enviar un mensaje de control institucional. Sin embargo, lo que se observa en Texistepec es lo contrario: la delincuencia interpreta estos encuentros como simples actos protocolarios que no se traducen en acciones concretas. La agresión armada ocurrida pocas horas después de la reunión ilustra la capacidad de los grupos criminales para desafiar abiertamente a las autoridades.

La pasividad del Concejo Municipal
Uno de los factores más señalados por la ciudadanía es la inacción de la presidenta del Concejo Municipal, Nancy Leaños. Su falta de medidas claras frente al crecimiento de la violencia alimenta la percepción de indiferencia. El vacío de autoridad en el municipio ha permitido que las comunidades vivan bajo la constante amenaza de la inseguridad.La impunidad como constante
A pesar de que el ataque en Las Camelias dejó en evidencia la fragilidad de la estrategia oficial, hasta ahora no se ha informado de detenidos. Este patrón se repite en la mayoría de los casos, consolidando un escenario de impunidad que fortalece a los agresores y debilita la confianza ciudadana en las instituciones.
Escenario futuro
Si las mesas de seguridad no evolucionan de simples reuniones a verdaderos planes de acción con seguimiento y resultados medibles, Texistepec seguirá atrapado en un círculo de violencia y simulación. La ausencia de liderazgo político y de coordinación efectiva coloca al municipio en un riesgo mayor: que la población termine por normalizar la violencia como parte de su vida cotidiana.
Conclusión: La agresión en Las Camelias no es un hecho aislado, sino el reflejo de una estrategia fallida. Texistepec necesita más que mesas de seguridad; requiere voluntad política, acciones firmes y un cambio de rumbo antes de que la violencia siga marcando el destino de sus habitantes.